CAPITULOS GRATIS – EL CHICO QUE NAVEGO A ESPAÑA

Capitulo Cuatro

Santuario

 

Amador condujo seguro pero lento. Cada media hora o menos, parábamos para que se fumara un Ducados. Tenía un problema con los puentes, y los rodeaba, nunca los atravesaba. Cuando le desafié en una de las ocasiones, él salio de la carretera en cuanto encarábamos uno, mientras le decía: ¿Amador, que pasa bridge? Simplemente rio y agitó una mano en el aire.

No tenía ni idea de donde estábamos yendo hasta que empecé a ver ese lugar llamado Algeciras escrito una y otra vez. Era un tipo de lugar industrial, desordenado y feo con almacenes, muchos camiones y cruces de espagueti. Fue un alivio salir de la autovía principal hacia una carretera secundaria. Tras varios centenares de metros, una señal simplona indicaba Ronda, Castellar y Jimena. Mientras subíamos gradualmente colina arriba, el paisaje cambió drásticamente en anchos y ondulados terrenos, exuberantes campos y colinas repletas de ganado.

Luego había campos incluso más grandes plantados con cereales, trigo y heno; los tallos del trigo, aun verdes, pero cargados de mazorcas, se mecían al ritmo del viento. El contraste con la carretera general en la que habíamos estado era notable. Gracias a Dios nuestro destino no fue Algeciras. Ostentosas puertas con muchos ornamentos conducían a invisibles y majestuosas haciendas y estancias que, en mi imaginación, se asentaban en protegidos valles, escondidos de la carretera principal. Podías ver establos, y de vez en cuando campos para entrenar. Vimos imponentes caballos y algunos otros caballos normales de granja, e incluso una pequeña plaza de toros. Esto bien podía ser territorio de torero, terreno del toro salvaje.

Mi padre a menudo me había contado sobre aquel verano loco en el que fue con su padre a un pueblo llamado Pamplona, en el norte Vasco de España. Le dio esquinazo a su padre y corrió delante de los toros. Fue un honor, una tradición de hombre contra el animal salvaje. Mi padre dijo que hoy, la misma enfermedad que destruye el oeste podía ser vista en Pamplona, donde el alcohol, drogas, avaricia por dinero, y una sexualidad lasciva en todas sus formas había reducido a la orgullosa tradición Vasca en una orgía borracha. Apenas una sombra de lo que él una vez experimentó.

Pasamos a través de inconmensurables colinas escalonadas, pastos para las peligrosas y merodeadoras, aun bellas, bestias. Habría vastas haciendas donde el legendario toro bravo fue inicialmente criado antes de ser guiado a pastar en sus enormes dominios, donde coge fuerza mientras crece hacia una joven madurez y un terrible futuro.

Alcanzamos un cruce y seguimos hacia Castellar y Jimena, dejando atrás San Martín del Tesorillo, identificado orgullosamente por su señal a la derecha del camino. Amador necesitaba parar, así que nos adentramos en una muy rústica taberna de carretera. Me senté fuera, donde un hombre vino y se sentó conmigo. Era viejo, y por alguna razón, había algo en él que lo delataba como cuidador de burros. Así que le pregunté:

“Señor, donkeys, ¿burros?”

Él respondió con una sonrisa. “Hablo inglés. Y sí, soy amable con burros y asnos, donkeys and asses” No me atreví a decir nada, pero sonaba al hablar exactamente como Frank, el capitán del remolcador.

“¿Conoce bien esta zona, señor?”

Asintió y sonrió, así que continué. “Solo necesito saber si hay una piedra aquí con la Sagrada Madre sosteniendo al Hijo”

Reflexionó por un momento.

“Amador me dijo que preguntarías”

“Oh, lo siento, no sabía que eran amigos”

“No, estabas demasiado intrigado con mi olor a burro”

“No, señor” salté “No quería ser irrespetuoso”

“Lo sé”, rio entre dientes “De todos modos, tenías toda la razón. Cómo demonios lo has sabido es algo que se me escapa. Vivo con burros, ves, debes ser una persona muy intuitiva. Déjame contarte lo que sé sabe sobre la Sagrada Madre que andas buscando. En el año 711, un general Bereber, Tariq Ibn Ziyad, invadió la península y venció al rey Visigodo Roderic. El reino árabe fue posteriormente establecido y duró cientos de años. En 1309, el rey Ferdinando IV, acompañado por Don Alfonso, Don Álvaro Pérez de Guzmán, y otros nobles, expulsaron a los árabes de Gibraltar, una roca en el punto más al sur de la península y crucial para la dominación militar árabe. Fernando dio gracias al Señor por su victoria y dedicó Europa, la Europa cristiana, a la madre de Jesús bajo el título de Nuestra Señora de Europa.

Una antigua mezquita en el punto mas al sur de Gibraltar fue convertida en un altar a la Madre de Dios, y una figura esculpida en caliza fue allí venerada. Veinticuatro años más tarde, los árabes, conscientes de la esencial importancia estratégica de esta roca, la recuperaron. Los habitantes del fuerte, devotos y fervientes en su creencia en la Virgen, llevaron esta efigie en sagrada procesión a tierra de dominio castellano y a salvo, a pesar de tremendos impedimentos y desafiando valientemente a las fuerzas invasoras”

“La fe ciertamente mueve montañas” Murmuré, tras ponerme al día con el relato.

“Piénsalo” dijo “Aquellos pequeños cristianos llevando el objeto de su fe, una efigie hecha de piedra caliza, posiblemente de  escultores con un origen muy humilde. Todo lo que veían a su alrededor eran matanzas, oyendo los más horribles chillidos, peleas y armados guerreros árabes montados a caballo blandiendo sus cimitarras. Con dignidad y sin mostrar miedo, cantando alabanzas y glorificaciones a la Madre, marcharon en procesión a través de todo esto. Y a ninguno de los miembros de esta procesión les fue dañado ni un solo pelo”

Amador llegó y se sentó un rato. Me senté en silencio, simplemente pensando, mientras ellos bebían una cerveza y charlaban. Cuando Amador y yo nos dispusimos a volver al coche, el hombre nos siguió para despedirnos, y luego me cogió por el brazo.

“Buena suerte, chico. Tu amigo te llevará ahora a verla. La Virgen desapareció durante unos 400 años después de la procesión, hasta que fue encontrada en un nicho tras una cortina del viejo convento. Hoy en día esta abadía es una iglesia, un santuario a la Virgen que la gente local ha llamado La Señora de los Ángeles. Sí, Masuhun, ella es la Virgen que originalmente vino en procesión desde el santuario de la roca”

Atardecía, y el cielo se oscurecía rápidamente cuando entrabamos por las puertas del santuario. Había cantos y la pequeña capilla estaba llena de devotos, mujeres con sus cabezas cubiertas por velos, hombres mayores, y niños. Caminé directo al altar y vi la estatua de una mujer sosteniendo a un bebé. El aroma de flores recién cogidas e incienso flotaba en el ambiente mientras me arrodillaba y le pedía que ayudara a mi padre. Pero dentro de mí, sabía que mi búsqueda no había acabado y que necesitaba ir al santuario, a la roca o piedra, y entonces Ella me respondería. Las mujeres del pueblo me dejaron allí sabiendo que pensaba en Ella. Luego me levanté y salí.

Me desperté delante del santuario, abrazado a mí mismo, enrollado hecho una bola como si esto me esquivara del frío de la noche. Algo me había despertado. Aún estaba oscuro, y aparte de los ruidos nocturnos, había un crujido que acompañaba el sonido de pasos y el arrastrar de algo. Me acurruqué todo lo que pude e intenté mezclarme con las sombras de la valla que me protegía.  Debí estar en aquella posición durante mucho tiempo hasta que finalmente noté, como en un sueño, el más leve indicio del alba entre el sobrio negro que me rodeaba. Luego oí un gallo cacarear una y otra vez, y las palabras, sin ser deseadas ni pensadas, revoloteaban mi mente; “Yo nunca te traicionaría” En el lento amanecer, fui capaz de distinguir una figura encapuchada de la manera árabe y envuelta en lo que parecía ser una pesada toga; una chilaba, quizás, o algún tipo de sotana. Paró, mirándome en la oscuridad, a continuación se sentó lentamente como con gran dificultad o dolor en el banco.

“Puedes salir ya” Era la voz de una mujer, probablemente muy anciana. Vino a mi mente la vieja mujer Bereber del desierto que vivía en tiendas de campaña y poseía una gran sabiduría. A menudo había ido allí con mi padre a visitarlas. En mi bajo estado, mi primer recelo se había ido, así que resignado, salí lentamente, temblando e inducido en un estado de trance por el frío y la falta de sueño.

“Siéntate aquí conmigo” Se inclinó hacia delante para aflojar una manta que se apoyaba sobre sus hombros y me la entregó. Envolví mi cuerpo entre sus gruesos pliegues, y lentamente, mis espasmos y escalofríos fueron cesando. Ella levantó la mano para hacerme sentir a gusto, y mientras nacía el amanecer, pensé que podía discernir una sospecha de sonrisa en su rostro. Una cara que parecía estar estriada en cada lugar posible, sus ojos, frente, mejillas estaban todos arrugados hasta el extremo, sus facciones estaban coloreadas con un leve pero intenso marrón beduino. Cuando sonreía, su severa apariencia parecía elevarse como si fuera un velo. Los primeros rayos furtivos de sol me mostraron sus ojos, los cuales eran de un verde vivo y brillaron tanto que solo pude mirarla fijamente atrapado por su enigmática anciana belleza.

“¿Eres un ángel? ¿Cómo sabías que estaba aquí?”

“No, querido. Simplemente soy una mujer muy mayor. Lo sabía porque tu miedo me hablaba. Los seres humanos estamos equipados con fantásticos poderes telepáticos; tristemente, desaparecerán en cien años si no son usados enérgicamente. Tú eres diferente, como lo son muchos de los niños del llamado tercer mundo. Has sido apartado de todos los aparatos electrónicos de hoy en día así que tu cuerpo es consciente de sus poderes que ahora despiertan, aunque solo de manera subconsciente. Por supuesto, los poderosos se aseguran rápidamente de que todo el conjunto de la humanidad, incluso aquellos con menos fortuna por la situación geográfica de sus naciones, caigan víctimas de sus teléfonos, ordenadores, y tanto de su veneno tecnológico como puedan reunir. Veneno que, administrado en dosis limitadas con un apropiado control, sería una bendición”

“¿Cómo de fuerte es tu fe, chico?”

Me dejó de piedra. Quizás ya había telepáticamente llegado a mi mente con pensamientos de traición.

“¿Mi fe, Madre? Creo en todo aquello que mis padres me han enseñado, lo que aprendí de la iglesia, el catecismo. Creo que mis padres siempre han dado lo mejor de ellos mismo para llevarnos por la verdadera senda”

“¡No!” Sus ojos ardían y su voz se endureció. “¡Tu fe, chico! ¡Háblame de tu fe! ¡La tuya!”

No llegaba a entender lo que quería, así que le conté lo que había pasado. Le hablé sobre el viaje por mar y la embarcación María.

“¿Sabes lo que ocurrió aquí? ¿Cuántos Árabes lucharon y murieron por esta sagrada tierra, inspirados por sus profetas y la idea de que eran enviados por Dios? ¿Y cuántos cristianos, Visigodos, españoles y Caballeros Templarios derramaron su sangre, pelearon hasta el último suspiro, ¿poseídos por la fe? Ellos vivieron sus vidas por sus creencias, los sinceros; y siendo la mayoría sinceros, fervientemente verdaderos a su firme fe, su Dios, y lo que creían que Él les exigía. Podría perfectamente haber sido un evento natural, una guerra territorial o una serie de conflictos, un movimiento de culturas, y el complicado algoritmo del equilibrio de poder. Pero el tiempo me ha demostrado que los dioses a los que adoramos son el mismo Dios y que todos debemos adorar juntos, cada uno a su propia manera” Prosiguió hablando, pero con tanta claridad y pasión que me hipnotizó.

“El primer requisito en esta era liberal de una fe apasionada y real es crear una verdad, construir una verdad sobre esa fe aprendiendo a distinguir sabiamente entre el bien y el mal. Construir una verdad que será el paradigma del bien e identificar al demonio, el mal, en sus múltiples disfraces.  Solo entonces, enseñando a otros a difundir la palabra, mediante el uso de cada recurso, para de nuevo congregar a los ejércitos del Señor, podremos traer la luz de Dios de vuelta a la Tierra”

“¿Por qué me dices todo esto? No te sigo muy bien, pero parece que piensas que la gente con una fuerte fe debe cuestionarse todo, todo lo que ven y oyen, tomando consciencia, deben intentar hacer a otros conscientes”

“¿Masuhun? Masuhun, ¿es ese tu nombre?”

Estaba fascinado y aterrado. ¿Cómo podías esta mujer mayor conocerme? Era asombroso, y tenía los vellos de los brazos de punta. ¿Qué estaba pasando?

“¿Cómo me conoces, mi nombre?” Tartamudeaba y permanecía de pie, preparado para salir corriendo. Me calmó, y volví al banco mientras ella hablaba justamente con las palabras que mi padre había usado hacía pocos días.

“¿Sabes el significado de tu nombre, Masuhun?”

Contesté lo que mi padre me había contado. “Me nombraron por el Ungido, el niño en los brazos de la madre, el niño que fue Jesús de Nazaret, el Mesías”

“Te cuento todo esto porque eres el elegido para seguir la senda de la razón, para encontrar tu camino y enseñar a otros a construir una nueva verdad. Eres uno de muchos sobre los que la noción y la posterior creencia ya ha caído o caerá, por todos los rincones del mundo. Vuestra fe colectiva será la nueva oportunidad para la humanidad de sobrevivir y vivir a la altura de las expectativas del Creador”

Tirité bajo mi manta y la miré; todo esto me superaba un poco, era como un sueño.

“¿Entonces, eres como yo? ¿Qué eres?”

“Soy una Judía que lo dejó todo para estar con la Madre. Nací entre anglo parlantes hace muchos años. Sé consciente que tendrás un viaje y que verás el mal. Estás capacitado para reconocerlo y desarmarlo, pero el demonio es astuto e inteligente. Sufrirás y conocerás gran temor, y muchos te buscarán para hacerte daño y hablar auténticas maldades de ti a causa de tu fe. Creerás que tienes razón cuando te equivoques y te creerás equivocado cuando en realidad estás en lo cierto. Piensa en el Hijo de la Madre y sigue su camino”

Permanecimos allí sentamos en silencio durante un rato mientras absorbía lo que me había estado diciendo. Debí haberme quedado dormido. Me sacudí el sueño de la cabeza y la busqué, pero había desaparecido y con ella también la manta.

Carrito

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